¡Todos con la selección! Pues no mire ushté.
Nuestro balcón pasa de unos señores moviendo un balón y mareando a los rivales, si, da gusto verlos jugar, pero antes que ellos están nuestros derechos, nuestro futuro y nuestras aspiraciones a vivir en una sociedad civilizada, alejada de antiguos y obsoletos principios que solo han servido para generar miedos, resignación y diferencias desde la cuna.
Nuestro balcón quiere sentir el viento fresco de las ideas, de la solidaridad, de la igualdad y la justicia. ¡Nuestro balcón es nuestra voz!